Ya en 1967 Jacques Tati en su película PlayTime nos anunciaba que la modernidad había llegado a nuestras vidas para quedarse, y con ella la tecnología y una nueva forma de entender la arquitectura. A través del personaje de Monsieur Hulot, protagonista de muchas de sus películas, nos muestra algunas situaciones cómicas y sin sentido, provocadas por una arquitectura y una tecnología desarrollada sin pensar en las personas y en como éstas van hacer uso de las mismas.
Muchas de estas situaciones siguen presentes en nuestros días. Quizás nos hemos acostumbrado a convivir con ellas, pero también es verdad que hemos aprendido de estas experiencias en el camino recorrido. Por ello, nos hemos puesto a trabajar para crear entornos más adecuados y confortables a las personas, también más seguros y más fáciles de comprender y de usar, y por último, hemos buscado que estos entornos sean para todas las personas. Es decir, queremos que nuestros entornos sea accesibles y usables por todos, con independencia de cuáles sean nuestras condiciones físicas, cognitivas, sensoriales, por edad, etc.
Hoy en día resulta ineludible plantear un dialogo abierto entre Tecnología y Arquitectura. Uno de los retos es que ambas se complementen e integren aportando lo que a cada una le corresponda en su momento y lugar. Resulta fácil entender que si un cajero automático se encuentra en una oficina con barreras físicas en su acceso, el cajero estará fuera del alcance para muchas personas, o si un ascensor no dispone de una botonera en alto relieve o en braille, el edificio donde se encuentra dejará de ser accesible a personas con limitaciones de visión. En el caso contrario, si se automatiza una puerta con un control de acceso y sistema de seguridad frente al riesgo de atrapamiento adecuados, muchas más personas podrán hacer uso de esta puerta y acceder a los espacios que comunica.
Las tecnologías que se integran en el entorno, como la puerta automática, con el fin de mejorar o compensar las limitaciones funcionales de las personas, ya sean motrices, sensoriales, cognitivas, etc., son conocidas como Tecnologías de Apoyo. Este concepto incluye además del producto tecnológico en sí, los servicios ligados para su provisión y uso.
Cómo diseñar una tecnología nueva e integrarla en nuestras vidas y entornos, de manera que pueda ser usada por todos, ofrece una oportunidad de mejora a diseñadores y usuarios. Así por ejemplo, un diseño intuitivo y simple de un dispositivo posibilitará que pueda ser utilizado por más personas.
De acuerdo con los Principios del Diseño para Todos, para hacer de un dispositivo un producto “universal”, es decir accesible y utilizable, además de contar con un uso simple e intuitivo, deberá facilitar un uso equiparable, flexible y que exijan poco esfuerzo, tener un tamaño apropiado y un espacio suficiente para el acceso, alcance y uso, y una información perceptible para su uso.
A su vez, para las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) se ha publicado la norma europea armonizada UNE EN 301 549- Requisitos de accesibilidad para productos y servicios TIC, disponible en el Portal de administración electrónica, donde se establecen condiciones técnicas y de diseño para guiar a los desarrolladores de aplicaciones móviles y páginas web en el diseño de tecnología accesible.
No es tiempo de “PlayTime”(recreo) todavía, tecnologías emergentes cada día hacen que debamos estar atentos y seguir esforzándonos para que cada una de ellas sea para todos.
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